Una simple farra que termina con la primera oposición fuerte al liderazgo de Evo Morales no puede ser una simple farra. Un candidato oficialista que desobedece la orden de renuncia del líder indiscutible del MAS transforma en discutible al Presidente, y es ese el fondo de la controversía, por primera vez alguien se atreve a discutir las órdenes del Presidente, esto puede sonar democrático, pero en el contexto desestructurado del MAS, puede también significar el inicio de malas noticias para todos.
La única solución -creo- pasa por dos líneas:
1. El aniquilamiento de Patzi y sus seguidores, para evitar rupturas internas en el MAS. (aún el poder no esta suficientemente consolidado como para aguantar oposiciones internas)
2. La elección de un candidato independiente de todos los grupos de poder del MAS para evitar la sospecha de una jugada interna de desacreditación.
La discusión ya ha superado a la gobernación de La Paz o al cálculo de cuantos votos se puede restar, el conflicto ha llegado de manera asombrosamente rápida a tocar (aun no conmover) al liderazgo del caudillo.
Puede que el caudillismo nos guste más o menos, pero creo que todos coincidimos que es mejor que el caos del pasado reciente. Si un grupo social toma conciencia de que puede doblar el brazo del presidente Morales mañana podrán pretender lo mismo ya no para proponer candidatos sino para cambiar autoridades o motivar leyes.
Hemos vivido (sobrevivido?) empates de fuerza entre opuestos, Evo Morales y su indiscutible liderazgo es la única garantía de que no retornemos al caos, agravado hoy por el poder que se dio a grupos que podrían iniciar disputas internas.
La institucionalidad boliviana siempre fue débil, recien comenzamos a construirla, el proceso es muy joven para ponerlo a prueba de disputas internas. Dentro de 10 años Patzi sería una anécdota, pero hoy su candidatura únicamente genera un riesgo, no de perder la elección, sino de dañar todo el proceso.
Si tuvieramos mala leche deberíamos buscar responsables, y entonces quizás deberíamos sugerir cambios urgentes en algún Ministerio de la Segura zona de Sopocachi.
La única solución -creo- pasa por dos líneas:
1. El aniquilamiento de Patzi y sus seguidores, para evitar rupturas internas en el MAS. (aún el poder no esta suficientemente consolidado como para aguantar oposiciones internas)
2. La elección de un candidato independiente de todos los grupos de poder del MAS para evitar la sospecha de una jugada interna de desacreditación.
La discusión ya ha superado a la gobernación de La Paz o al cálculo de cuantos votos se puede restar, el conflicto ha llegado de manera asombrosamente rápida a tocar (aun no conmover) al liderazgo del caudillo.
Puede que el caudillismo nos guste más o menos, pero creo que todos coincidimos que es mejor que el caos del pasado reciente. Si un grupo social toma conciencia de que puede doblar el brazo del presidente Morales mañana podrán pretender lo mismo ya no para proponer candidatos sino para cambiar autoridades o motivar leyes.
Hemos vivido (sobrevivido?) empates de fuerza entre opuestos, Evo Morales y su indiscutible liderazgo es la única garantía de que no retornemos al caos, agravado hoy por el poder que se dio a grupos que podrían iniciar disputas internas.
La institucionalidad boliviana siempre fue débil, recien comenzamos a construirla, el proceso es muy joven para ponerlo a prueba de disputas internas. Dentro de 10 años Patzi sería una anécdota, pero hoy su candidatura únicamente genera un riesgo, no de perder la elección, sino de dañar todo el proceso.
Si tuvieramos mala leche deberíamos buscar responsables, y entonces quizás deberíamos sugerir cambios urgentes en algún Ministerio de la Segura zona de Sopocachi.
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