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Mostrando entradas de 2014

Sobre desaparecidos en democracia

Nuestro continente aún mantiene las heridas abiertas de los desaparecidos de las dictaduras pasadas, y cada día se abren nuevas heridas en miles de familias, que aunque menos mediáticas y menos ideologizadas duelen lo mismo en cada cama vacía en cada espacio desocupado y en cada lágrima de impotencia esperando que un ser querido atraviese nuevamente nuestra puerta. El derecho a vivir sin violencia ha sido reconocido en nuestra constitución, pero -constatación dolorosa- a pesar de ello la seguimos sufriendo a diario, ya no desde el Estado (o al menos no tan brutalmente como en nuestro pasado cercano) sino desde grupos organizados que cada día desnaturalizan la convivencia pacífica enunciada en nuestro pacto social. Nuestros jóvenes, hombres y mujeres, son extraídos de sus hogares y forzados a la esclavitud o la prostitución e incluso a la venta de sus órganos para gente con más poder económico que no cuestionan el origen de los medios salvadores de su vida. La sociedad reacciona d

Seguridad en la Comunidad y Linchamientos.

La gente muere todos los días de las formas más diversas. Sin embargo, solo un número muy pequeño de esas muertes se hace pública, en el sentido de ser difundida por los medios de comunicación tradicionales y –recientemente- por las redes sociales virtuales. Las muertes que se hacen públicas son aquellas de personajes más o menos célebres y aquellas que son ocasionadas por formas extrañas para la sociedad. En el caso boliviano, por ejemplo, el caso de muertes por sicarios fue noticia nacional hace algunos años,   no puede decirse que hoy es normal pero la atención a ese tipo de casos ha descendido considerablemente, en otros países de la región apenas alcanzan cobertura. Los medios, las personas, nos acostumbramos a la muerte. En algunas regiones a las muertes por accidentes de tránsito, en otras a las muertes por armas de fuego, en algunas a las muertes por enfermedades y tantas otras formas que por repetirse pierden novedad y forman parte de la realidad diaria, al menos ha