La Prefectura de Santa Cruz instaló cámaras de seguridad (treinta de acuerdo con El Deber) y contrato a gente para realizar un monitoreo de "seguridad ciudadana". Lo único bueno de esta noticia es que nos permite a los demás departamentos utilizar el ejemplo del fracaso de ese plan para que no gasten nuestros recursos en soluciones que ya han sido demostradas como ampliamente deficientes en diversas ciudades a nivel mundial.
No dudo de la buena fe de los impulsores de esta propuesta, pero si dudo de su capacidad para la toma de decisiones concernientes con la seguridad ciudadana. En Buenos Aires también dudaron sobre la transparencia en la contratación de los proveedores, pero ese es otro tema.
Ya cité antes el artículo de Gabriel Conte que plantea una serie de dudas que deberían haber sido respondidas implícitamente por los responsables del diseño de la política de seguridad de las cámaras.
Lamentablemente, no existe ningún diseño porque no existe ningún plan. Porque no sabemos para que carajos sirve la imagen, porque los operadores de justicia no han sido preparados para su utilización, porque no se han establecido protocolos de cadena de custodia, porque no conocemos la idoneidad de los observadores contratados, porque aun si todo esto funcionase no hay un lugar idóneo para conducir a los detenidos, porque no existe un procedimiento rápido de juicios en flagrancia, porque no existen procedimientos de restitución de especies alas váctimas y un montón de asuntos adicionales que no se solucionan con una camarita.
En un país tan pobre no deberiamos darnos el lujo de gastar tanto dinero de forma tan ineficiente, la gente tiene tanto miedo a la inseguridad que ya no cuestiona nada.
No dudo de la buena fe de los impulsores de esta propuesta, pero si dudo de su capacidad para la toma de decisiones concernientes con la seguridad ciudadana. En Buenos Aires también dudaron sobre la transparencia en la contratación de los proveedores, pero ese es otro tema.
Ya cité antes el artículo de Gabriel Conte que plantea una serie de dudas que deberían haber sido respondidas implícitamente por los responsables del diseño de la política de seguridad de las cámaras.
Lamentablemente, no existe ningún diseño porque no existe ningún plan. Porque no sabemos para que carajos sirve la imagen, porque los operadores de justicia no han sido preparados para su utilización, porque no se han establecido protocolos de cadena de custodia, porque no conocemos la idoneidad de los observadores contratados, porque aun si todo esto funcionase no hay un lugar idóneo para conducir a los detenidos, porque no existe un procedimiento rápido de juicios en flagrancia, porque no existen procedimientos de restitución de especies alas váctimas y un montón de asuntos adicionales que no se solucionan con una camarita.
En un país tan pobre no deberiamos darnos el lujo de gastar tanto dinero de forma tan ineficiente, la gente tiene tanto miedo a la inseguridad que ya no cuestiona nada.
Comentarios