Las encuestas de nuestros países reflejan un incremento en la preocupación de la población sobre su seguridad. En muchos casos este es el problema principal señalado por las personas, y esto en una región donde las carencias en políticas de salud, educación, seguridad social o empleo no son despreciables.
La gente tiene miedo del otro, la gente camina asustada por nuestras calles y su temor les aconseja armarse y de esta forma ellos mismos crean un círculo de inseguridad en sus propios hogares, este no es el momento para analizar el problema de las armas en manos de civiles bien intencionados, creo que es momento de pensar en un nível más elevado de análisis.
Las armas son un reflejo de un problema mayor: el miedo.
Debemos estudiar el papel de los medios de comunicación en la sensación de miedo. Sin duda que el manejo de las noticias podría coadyuvar a disminuir la sensación de miedo, sin duda que muchos medios -deliberadamente o no- ha etiquetado a sectores importantes de la población y los ha convertido en peligrosos. Es lamentable que en una región de migrantes los migrantes internos sufren este etiquetamiento, en cada una de nuestras ciudades se ha escogido un perfil que a diario es recriminalizado y discrminado por los medios. Pero tampoco es ese aspecto el que tocaré ahora.
Debemos repensar nuestro rol en la sociedad. La cercanía de nuestro trabajo con las calles es una virtud que debemos explotar, somos nosotros los que atendemos a los heridos de bala cada fin de semana, somos nosotros los que escuchamos las quejas de las mujeres golpeadas o los huérfanos de la violencia, somos nosotros los que vemos las lagrimas de las víctimas de delincuentes y también somos los que vemos las lagrimas de los delincuentes que en muchos casos son casi niños.
Somos sociedad civil y esa es una fortaleza, tenemos algo que decir y ese es un deber.
La gente tiene miedo del otro, la gente camina asustada por nuestras calles y su temor les aconseja armarse y de esta forma ellos mismos crean un círculo de inseguridad en sus propios hogares, este no es el momento para analizar el problema de las armas en manos de civiles bien intencionados, creo que es momento de pensar en un nível más elevado de análisis.
Las armas son un reflejo de un problema mayor: el miedo.
Debemos estudiar el papel de los medios de comunicación en la sensación de miedo. Sin duda que el manejo de las noticias podría coadyuvar a disminuir la sensación de miedo, sin duda que muchos medios -deliberadamente o no- ha etiquetado a sectores importantes de la población y los ha convertido en peligrosos. Es lamentable que en una región de migrantes los migrantes internos sufren este etiquetamiento, en cada una de nuestras ciudades se ha escogido un perfil que a diario es recriminalizado y discrminado por los medios. Pero tampoco es ese aspecto el que tocaré ahora.
Debemos repensar nuestro rol en la sociedad. La cercanía de nuestro trabajo con las calles es una virtud que debemos explotar, somos nosotros los que atendemos a los heridos de bala cada fin de semana, somos nosotros los que escuchamos las quejas de las mujeres golpeadas o los huérfanos de la violencia, somos nosotros los que vemos las lagrimas de las víctimas de delincuentes y también somos los que vemos las lagrimas de los delincuentes que en muchos casos son casi niños.
Somos sociedad civil y esa es una fortaleza, tenemos algo que decir y ese es un deber.
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