Hace unos años fui a exponer un trabajo a San José de Costa Rica.
Aproveché para quedarme en uno de esos eventos de diplomáticos, que son siempre más o menos lo mismo, un grupo de gente estirada que intenta encajar en un estandar muy occidental de la corrección y decencia, que en público usa un lenguaje tan neutro que apenas dicen algo más que nada y en privado casi casi lo mismo, hablando de vino, el clima o temas por el estilo cuidándose de no ofender a nadie....un aburrimiento total.
Ya que en esas reuniones me representaba a mi mismo, aproveché de ser medio insolente en una cena y quede más solo que pañal en clínica de abortos.....si es que hay algo que un diplomático rehúye es un debate público, aunque luego te digan -muy diplomáticamente en privado- que están de acuerdo con casi todo lo que dices...haciendo énfasis en el casi para poder aprovecharlo si alguna vez haces pública esa charla.
Ante mi impopularidad en la cena decidí irme y ahi me siguió un señor salvadoreño que no parecía diplomático....y no era, terminamos en El Pueblo en uno de sus boliches que tenía pinta de mexicano....resultó que teníamos amigos e incluso trabajo en común en Quetzaltenango y ahí cuando nos reconocimos como compañeros de ideas nos sonamos una botella de tequila y me contó muchas cosas de El Salvador:
- Me explicó el porqué el libro del Ché sobre guerrillas no era aplicable en la realidad.
- Me contó como entró a la Guerrilla del FMLN cuando era muy joven y como se desmovilizaron.
- Me explicó la necesidad de combatir con inteligencia y eficiencia a la derecha y como es un crimen que en época de democracia seamos vagos o tontos.
- Me dio consejos para conseguir fondos para las luchas.
- Me enseñó la ruta del tráfico de armas, como se importaban y como eran moneda corriente en otras épocas.
- Me contó de las masacres y los exilios forzados.
- Me explicó sobre las relaciones de las guerrillas en esas épocas en las que los mataban como a moscas.
Y muchas cosas más....me enseñó a mirar con desconfianza a los miembros de ARENA y a los representantes de su gobierno y hoy me alegro de que estos compañeros hubiesen llegado, ahora sin armas, al poder.
Aproveché para quedarme en uno de esos eventos de diplomáticos, que son siempre más o menos lo mismo, un grupo de gente estirada que intenta encajar en un estandar muy occidental de la corrección y decencia, que en público usa un lenguaje tan neutro que apenas dicen algo más que nada y en privado casi casi lo mismo, hablando de vino, el clima o temas por el estilo cuidándose de no ofender a nadie....un aburrimiento total.
Ya que en esas reuniones me representaba a mi mismo, aproveché de ser medio insolente en una cena y quede más solo que pañal en clínica de abortos.....si es que hay algo que un diplomático rehúye es un debate público, aunque luego te digan -muy diplomáticamente en privado- que están de acuerdo con casi todo lo que dices...haciendo énfasis en el casi para poder aprovecharlo si alguna vez haces pública esa charla.
Ante mi impopularidad en la cena decidí irme y ahi me siguió un señor salvadoreño que no parecía diplomático....y no era, terminamos en El Pueblo en uno de sus boliches que tenía pinta de mexicano....resultó que teníamos amigos e incluso trabajo en común en Quetzaltenango y ahí cuando nos reconocimos como compañeros de ideas nos sonamos una botella de tequila y me contó muchas cosas de El Salvador:
- Me explicó el porqué el libro del Ché sobre guerrillas no era aplicable en la realidad.
- Me contó como entró a la Guerrilla del FMLN cuando era muy joven y como se desmovilizaron.
- Me explicó la necesidad de combatir con inteligencia y eficiencia a la derecha y como es un crimen que en época de democracia seamos vagos o tontos.
- Me dio consejos para conseguir fondos para las luchas.
- Me enseñó la ruta del tráfico de armas, como se importaban y como eran moneda corriente en otras épocas.
- Me contó de las masacres y los exilios forzados.
- Me explicó sobre las relaciones de las guerrillas en esas épocas en las que los mataban como a moscas.
Y muchas cosas más....me enseñó a mirar con desconfianza a los miembros de ARENA y a los representantes de su gobierno y hoy me alegro de que estos compañeros hubiesen llegado, ahora sin armas, al poder.
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