El problema de las agencias de seguridad privada en Bolivia existe, pero su gravedad es mínima pues legalmente estas agencias no cuentan con personal armado. (aunque en los hechos algunas de estas agencias arman clandestinamente a sus agentes).
En África el problema es más complicado, allá la declaración y Protocolo de Nairobi establecen el marco político sobre esta cuestión. Y su seguimiento ha revelado una serie de problemas de implementación.
El caso más complejo y emblemático es el de Uganda, país donde el gobierno ha respondido a los problemas de inseguridad con la autorización legal para la formación de Milicias Armadas.
El caso de Uganda es muy interesante para los que trabajamos temas de seguridad pues la situación es similar a la de la edad media europea, cuando los señores feudales tenían grupos de mercenarios o ejércitos particulares, de hecho una de las características de la época moderna es la conformación de los ejércitos nacionales y la proscripción de estas milicias privadas.
Además este caso cobra especial relevancia pues la tendencia a futuro (muy lejano por cierto) podría ser la generalización de este tipo de prácticas, día a día vemos como en nuestros países
los discursos de inseguridad se apoderan de la atención pública y como en lugar de pensar en combatir las causas de la delincuencia se piensa en formas de eliminar a los delincuentes o enjaularlos de una forma más eficiente. Y la idea de agencias de seguridad privada surge y se desarrolla con fuerza vendiendo a la violencia como su producto principal.
La teoría del estado liberal, conceptualiza el origen del estado como una agencia de seguridad máxima y monopólica, dentro de esta concepción no es posible que el estado admita la formación de milicias particulares porque niega la esencia misma de su legitimidad de existencia y reconoce de manera absurda el fracaso en el desarrollo de su principal finalidad.
En Uganda además se vive un problema político con lo que estas agencias trabajan también como ejercitos de protección política (mercenarios) en un porcentaje cercano al 25 % (frente al 48% que declara trabajar en seguridad ciudadana)....en Colombia las AUC -los paramilitares- también emplearon el discurso de protección política durante años.
En este momento en Bolivia, admitir la posibilidad de grupos armados legales diferentes de las Fuerzas Armadas y la policía es muy riesgoso por el enfrentamiento político existente, ese debría ser un punto para al menos meditar en algunos estatutos autonómicos.
Quiero ir a Uganda.
En África el problema es más complicado, allá la declaración y Protocolo de Nairobi establecen el marco político sobre esta cuestión. Y su seguimiento ha revelado una serie de problemas de implementación.
El caso más complejo y emblemático es el de Uganda, país donde el gobierno ha respondido a los problemas de inseguridad con la autorización legal para la formación de Milicias Armadas.
El caso de Uganda es muy interesante para los que trabajamos temas de seguridad pues la situación es similar a la de la edad media europea, cuando los señores feudales tenían grupos de mercenarios o ejércitos particulares, de hecho una de las características de la época moderna es la conformación de los ejércitos nacionales y la proscripción de estas milicias privadas.
Además este caso cobra especial relevancia pues la tendencia a futuro (muy lejano por cierto) podría ser la generalización de este tipo de prácticas, día a día vemos como en nuestros países
los discursos de inseguridad se apoderan de la atención pública y como en lugar de pensar en combatir las causas de la delincuencia se piensa en formas de eliminar a los delincuentes o enjaularlos de una forma más eficiente. Y la idea de agencias de seguridad privada surge y se desarrolla con fuerza vendiendo a la violencia como su producto principal.
La teoría del estado liberal, conceptualiza el origen del estado como una agencia de seguridad máxima y monopólica, dentro de esta concepción no es posible que el estado admita la formación de milicias particulares porque niega la esencia misma de su legitimidad de existencia y reconoce de manera absurda el fracaso en el desarrollo de su principal finalidad.
En Uganda además se vive un problema político con lo que estas agencias trabajan también como ejercitos de protección política (mercenarios) en un porcentaje cercano al 25 % (frente al 48% que declara trabajar en seguridad ciudadana)....en Colombia las AUC -los paramilitares- también emplearon el discurso de protección política durante años.
En este momento en Bolivia, admitir la posibilidad de grupos armados legales diferentes de las Fuerzas Armadas y la policía es muy riesgoso por el enfrentamiento político existente, ese debría ser un punto para al menos meditar en algunos estatutos autonómicos.
Quiero ir a Uganda.
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